La tribu eléctrica

Preocupados por el medio ambiente, socialmente responsables, amantes de la tecnología y eminentemente digitales. Así es la tribu eléctrica: una comunidad de usuarios con un fuerte sentido de pertenencia.
Un vehículo eléctrico es más que un coche. Es un estilo de vida. Sus orgullosos propietarios tienen una manera distinta de entender el mundo que el resto de usuarios. Más concienciados con el medio ambiente, conscientes de la necesidad de cambiar las ciudades para hacerlas más habitables y apasionados de las nuevas tecnologías. Para ellos, su eléctrico no es sólo un medio de transporte, sino también un símbolo de identidad.
“Todos compartimos una sensibilidad ecológica. Somos ciudadanos dispuestos a hacer algunos sacrificios porque no vamos a colaborar con que nadie más se muera o enferme por la contaminación en el mundo. Hay una sensación de estar abriendo camino”, explica Salvador Ejarque Bros, presidente de la Asociación de Usuarios de Vehículos Electricos (AUVE).
El perfil del dueño de un coche eléctrico es generalmente varón de cuarenta años que vive en pareja y con un solo hijo. Tiene estudios superiores, unos ingresos medio-altos y vive probablemente en un chalet o un edificio con garaje comunitario donde puede recargar su vehículo cada noche. Reciclan y apuestan por las energías renovables. No va a ningún sitio sin su móvil y hacen la compra por internet.

Pertenecen a ese aún reducido pero selecto grupo de la población europea que ya ha decidido dar el paso y engancharse a la nueva movilidad. Y lo han hecho principalmente para dejar de ser parte del problema y ser parte de la solución.
“De alguna forma somos pioneros –asegura Ejarque Bros–, porque creemos en otro tipo de movilidad, y si no empezamos nosotros, no va a empezar nadie. Cada vez vivimos más en la ciudad, y tenemos que hacer que sean habitables”.
Según un estudio de la consultora Accenture, un 85% de los propietarios españoles eligieron su vehículo eléctrico con el ánimo de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y el 91% de los encuestados desearía que la electricidad procediera de energías renovables. Para los conductores estadounidenses, la mejora de la calidad del aire y el cuidado del medio ambiente es la cualidad que más aprecian de su automóvil.
Pero la decisión de conducir un eléctrico forma parte de un esfuerzo más amplio por llevar un estilo de vida más sostenible. Al contar con una autonomía más reducida, los propietarios de este tipo de vehículos son más proclives a utilizar el transporte público para viajes de larga distancia o a utilizar alquiler de flotas eléctricas o plataformas de carsharing.
“El coche tiene que ser parte de otro tipo de movilidad” –añade el presidente de AUVE-. “Tenemos que preguntarnos para qué necesitamos el coche. Si todos tenemos que comprar uno que sirva para todo tipo de desplazamientos, o si vamos a complementar nuestra movilidad otras soluciones”.
Un estudio de la compañía New Motion realizado en siete países europeos demuestra, además, que el 59% de estos usuarios reciclan su basura, el 40% tiene paneles solares instalados en casa y el 20% hace compost con sus residuos orgánicos e incluso reutiliza el agua de lluvia.
Además, tienen un fuerte sentido de pertenencia a un grupo. La mayoría se reconocen en la carretera y se lanza miradas de complicidad. Quedan a través de foros como Foro EV o Foro Coches Eléctricos para hacer excursiones, acudir a ferias del sector o simplemente para resolver dudas sobre la autonomía de su modelo o dónde comprar neumáticos.
También están más dispuestos a ayudarse entre ellos, por ejemplo, compartiendo su punto de recarga. Una encuesta realizada por Renault en Suecia reveló que el 60% de los propietarios estarían a favor de esta iniciativa. Y sus deseos han sido escuchados: Elbnb, una plataforma similar a Airbnb, ya funciona en este país nórdico.
“Somos una comunidad con una gran concienciación de ayuda y colaboración. Siempre hay un usuario dispuesto a dejarte su punto de recarga, o a compartir información sobre incidencias que puedan ocurrir con algún cargador, para alertar al resto de usuarios; pero también tenemos una sensación de cumplir una misión, de informar a los demás y dar a conocer las ventajas, y las pegas, por qué no decirlo, de los coches eléctricos, para que la gente pueda tomar decisiones fundadas sobre el coche eléctrico”, asegura el presidente de AUVE.
El primer coche de los ‘Millennial’
Los conductores de coches eléctricos destacan también por su pasión por la tecnología: su vehículo es su último ‘gadget’. Estos consumidores se mantienen al tanto de las últimas novedades tecnológicas y quieren probar la conducción del que saben se convertirá en el vehículo del futuro antes que los demás. Muchos adoran la singularidad de sus diseños, con líneas diferentes a los automóviles convencionales, y que se convierten en una forma de expresar su personalidad e intereses.

Otros avances tecnológicos, como la asistencia a la conducción o la conectividad de los nuevos modelos, son también un importante reclamo, especialmente para los Millennials, deseosos de hacerse un ‘car-selfie’ con su nueva adquisición. Según un estudio realizado por la Fundación Pons revela que un 25% de los encuestados menores de 24 consideran la conectividad como un factor importante a la hora de elegir un automóvil.
Los Millennials son el segundo grupo que aporta el mayor número de conductores al coche eléctrico, y se han convertido en el principal público objetivo de los fabricantes, por su familiaridad con la tecnología y su predisposición a probar nuevos dispositivos. Sólo el precio se interpone entre ellos y su próximo coche. El 70% de los jóvenes, según una encuesta estadounidense, compraría un coche eléctrico si tuviera el mismo precio que los de combustión interna y alcanzasen la misma autonomía.